Ni 31, ni 2008. Este año la Nochevieja cayó en 3. Porque esas fueron las veces que la celebré. El mismo día que tocaba y también con un margen de error de +- 1 día, por si acaso.
Empezando por el 30, fecha par, y a falta de uvas, arándanos. Alquilamos la Ópera, o mejor dicho, alquilamos un hueco en su palco de escaleras orientado al puente. Y asistimos al ensayo general. Preparados, listos, ya. Y la cuenta atrás comenzó al mismo tiempo que daban las doce. Nos miramos con un interrogante sobre la cabeza y una a una nos comimos nuestras no-uvas. Al terminar, Happy New Year! y brindis con el no-champán. Y celebración como de “final de la Champions a las 4 de la mañana”, con los de seguridad atentos a cualquier movimiento extraño. Miramos el móvil para no-recibir sms de felicitación y pensamos ¡uf, ya 2008!
Al día siguiente, de no-resaca, me saqué de la no-manga, que aquí vamos en tirantes, a una pareja mixta. Helen y Tim, que se merecen un post aparte, me hicieron hueco en su manta de picnic y me llevaron al Observatory a recibir (ahora sí) al 2008. De nuevo tensión, nervios ante la gente que comenzaba a levantarse, y nos pusimos de pie también. Y empezó la serenata de fuegos artificiales. Por fin en directo lo que tantos años había visto en el telediario de medio día. Fuegos, fuegos, y más fuegos, por todas partes. Bonitos, feos, pequeños y estrellados. Muchos oooohhhhs! Y mucha tortícolis. Y sobre todo, mucha exclamación nuestra voceando mosqueadas “¿¡pero cuándo empieza el año?! ¿¡cuándo exactamente!? ¡¿contamos nosotros?!”.
Al tercer día, ya con experiencia, cogimos sitio en primera fila para entrar (ahora sí, Spain, twelve points!) en el 2008. La tecnología enfocó en el monitor a mi familia, escondida debajo de una peluca de la Plaza Mayor de Madrid (no debería contarlo, verdad?), y frente al televisor. Nos enchufaron la pantalla y dos cosas: a falta de uvas (otra vez…), melocotón en almíbar en trocitos, claro; y a falta de sonido, subtítulos y a intuir los cuartos. Momentazo para terminar las no-navidades. 2008 por fin.
Empezando por el 30, fecha par, y a falta de uvas, arándanos. Alquilamos la Ópera, o mejor dicho, alquilamos un hueco en su palco de escaleras orientado al puente. Y asistimos al ensayo general. Preparados, listos, ya. Y la cuenta atrás comenzó al mismo tiempo que daban las doce. Nos miramos con un interrogante sobre la cabeza y una a una nos comimos nuestras no-uvas. Al terminar, Happy New Year! y brindis con el no-champán. Y celebración como de “final de la Champions a las 4 de la mañana”, con los de seguridad atentos a cualquier movimiento extraño. Miramos el móvil para no-recibir sms de felicitación y pensamos ¡uf, ya 2008!
Al día siguiente, de no-resaca, me saqué de la no-manga, que aquí vamos en tirantes, a una pareja mixta. Helen y Tim, que se merecen un post aparte, me hicieron hueco en su manta de picnic y me llevaron al Observatory a recibir (ahora sí) al 2008. De nuevo tensión, nervios ante la gente que comenzaba a levantarse, y nos pusimos de pie también. Y empezó la serenata de fuegos artificiales. Por fin en directo lo que tantos años había visto en el telediario de medio día. Fuegos, fuegos, y más fuegos, por todas partes. Bonitos, feos, pequeños y estrellados. Muchos oooohhhhs! Y mucha tortícolis. Y sobre todo, mucha exclamación nuestra voceando mosqueadas “¿¡pero cuándo empieza el año?! ¿¡cuándo exactamente!? ¡¿contamos nosotros?!”.
Al tercer día, ya con experiencia, cogimos sitio en primera fila para entrar (ahora sí, Spain, twelve points!) en el 2008. La tecnología enfocó en el monitor a mi familia, escondida debajo de una peluca de la Plaza Mayor de Madrid (no debería contarlo, verdad?), y frente al televisor. Nos enchufaron la pantalla y dos cosas: a falta de uvas (otra vez…), melocotón en almíbar en trocitos, claro; y a falta de sonido, subtítulos y a intuir los cuartos. Momentazo para terminar las no-navidades. 2008 por fin.
4 comentarios:
Pero no lo dejas claro... cuál fue tu fin de año favorito???
El mío fue genial aunque también surrealista.
Un beso guapa.
Pero cómo que no hay uvas???? Y luego sus vinos haciéndonos la competencia.... Que no consigo montar la misión de los de Castilla La Mancha.
Por cierto, mi jefe estuvo 5 años en Sidney. Juan Manuel Osorio... pide referencias...
Beti! imposible elegir, lo importante es que llegó el 2008!
Montse!uvas había, pero aquí los amigos aussies, que por lo visto se aficionan a nuestras campanadas, y vuelan! (ya pedí referencias ;-) )
Pues por Berlín se te echó mucho de menos. Ezté y un servidor dimos mucha envidia al resto de la expedición berlinesa contando lo bien que nos fue al C5 y la flema británica con que afrontamos las cosas cuando nos vinieron mal dadas. No cuadra ni a hostias, pero bueno... ¡Feliz 2008!
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