Una afirmación que da miedo, pero una verdad constatada. 2.500 millas de desierto rojo son muchas millas.
En un Estado con carreteras milkilométricas y densidad de población rozando los valores negativos, afortunadamente también hay oasis en forma de perfiles playeros paradisíacos (las 3Ps) y puntos de encuentro hechos a medida.
Este fin de semana, las distancias dejaron de dar vértigo. La ciudad del título me ha acogido con los brazos abiertos. Me ha enseñado lo que significa pararse el tiempo, lo prometo: el silencio abismal que se crea cuando congelas una imagen ha tenido eco nocturno, retumbando al estilo Swan Bells. Me ha engatusado con el kite-surf, y ante tanta maniobra, me ha quitado de golpe las ganas de aprender. Me ha sorprendido tapándome los ojos ante lo ya conocido, y guiñándome uno ante lo nunca visto. Me ha dedicado un Merry Christmas en sus calles peatonales vacías de peatones. Me ha regalado paseos infinitos andando en círculo. Me ha despertado con un buenos días en medio del silencio nocturno, y me ha aburrido con su ritmo horario aussie y mi espíritu (aún!) cañí.
Este fin de semana me he asomado al Océano Índico y he podido comprobar que la Tierra sí que es redonda.
En un Estado con carreteras milkilométricas y densidad de población rozando los valores negativos, afortunadamente también hay oasis en forma de perfiles playeros paradisíacos (las 3Ps) y puntos de encuentro hechos a medida.
Este fin de semana, las distancias dejaron de dar vértigo. La ciudad del título me ha acogido con los brazos abiertos. Me ha enseñado lo que significa pararse el tiempo, lo prometo: el silencio abismal que se crea cuando congelas una imagen ha tenido eco nocturno, retumbando al estilo Swan Bells. Me ha engatusado con el kite-surf, y ante tanta maniobra, me ha quitado de golpe las ganas de aprender. Me ha sorprendido tapándome los ojos ante lo ya conocido, y guiñándome uno ante lo nunca visto. Me ha dedicado un Merry Christmas en sus calles peatonales vacías de peatones. Me ha regalado paseos infinitos andando en círculo. Me ha despertado con un buenos días en medio del silencio nocturno, y me ha aburrido con su ritmo horario aussie y mi espíritu (aún!) cañí.
Este fin de semana me he asomado al Océano Índico y he podido comprobar que la Tierra sí que es redonda.
4 comentarios:
Hola!!
Espero ser futura becaria Icex y Sydney no estaba entre mis opciones pero tu blog me está haciendo cambiar de idea. MmmmMMMM. Estudiaremos la cuestión ;-)
Un saludoooo
Ay, ay, ay...
Que bonito...juraria que identifico el vaquero de la izquierda....
Alikia! Te hartarás de escuchar que "no hay destino malo", pero a ver si te convenzo de que Australia es la pera!
Patxi! Si haces memoria, te acordarás bien del vaquero...
;-)
woody, el vaquero se llama woody
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