Cerramos el chiringuito temporalmente. Y el chiringuito queda feo decirlo, porque ya estamos bien entrados en la caída de la hoja. Pero hemos vuelto.
Aún no me he recuperado de apenas tres horas de jet-lag y sigo medio colocada de tanto subidón en los últimos días. No me acostumbro a que un 25 de marzo caiga en otoño ni a que un solo día comience un lunes y termine un miércoles. No estoy de vacaciones, pero sólo pienso en ellas. Y las cincuenta ventanas que suelo tener abiertas se me cierran de golpe cuando escucho la puerta de la calle porque ha llegado el cartero.
He vuelto. Perdiendo fluidez en idioma anglosajón y ganando en posición cuclillar y lenguaje sonoro de por allí, del sur.
Como siempre, mucho que contar.
He vuelto. Perdiendo fluidez en idioma anglosajón y ganando en posición cuclillar y lenguaje sonoro de por allí, del sur.
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