miércoles, 12 de diciembre de 2007

Sí que podía irme más lejos

Concretamente, dos husos horarios más allá.

Esta vez nuestro puente se construyó hacia la derecha y cruzamos hasta Nueva Zelanda. Y ahora, después de haber aterrizado, ya puedo decir que necesito volver.


Nueva Zelanda, un país pequeño en comparación con Australia, y grande en comparación con el Reino Unido. La tierra de los maoríes y otra colonia inglesa con historia de recién nacida y con un patrimonio natural más que increíble.

Pecando de principiante, llegué a compararla en un primer momento y una vez allí con lo que ya tenemos en casa. “Los Picos de Europa y esto, no muy diferente”. Y afortunadamente, ¡qué equivocada estaba! Montañas, sí, pero aquí tendían a infinito. Verde tenía, también, pero un verde de color “verde indescriptible”. Ríos había, y lo mismo, ríos de una claridad extraordinaria.

Según lo que me contaron este verano, me atrevería a decir que con un aire a Noruega. Cadenas ininterrumpidas de todos los accidentes geográficos y dibujos naturales que se puedan imaginar: glaciares, cascadas, lagos y ríos, montes y montañas, bosques de helechos y helechos gigantes. Y parques nacionales que dejan la boca abierta.

Nuestra primera toma de contacto con lo local fue en Christchurch, en la isla del Sur. Y elegido como punto de partida recorrimos en tres días unos 1.600 kilómetros montaña arriba y río abajo. Y nos quedamos cortos.

Vengo sin palabras. Ver delfines en su entorno natural no tiene precio. Ver delfines con aletas que acabaron confundiendo nuestra percepción y haciéndonos dudar de si efectivamente eran delfines. Oler focas a 50 metros es todo un arte aprendido al sol. Y por primera vez soy capaz de caminar mirando alrededor en un ángulo de 360º para no perder detalle. Irrepetible.

Me quedo con su color, su textura y su efecto sobre mí. “El país del plastidecor”, porque nunca aluciné tanto con los colores de la naturaleza como en este viaje: flores moradas, rojas, y moradas y rojas; amarillos de campo; y verdes que marcan. Y el azul, ese azul que ya pasa a grabarse en mi retina: un azul como el de los ríos que pintábamos en EGB. Azul turquesa, brillante, opaco, mixto y bonito. Sobre todo bonito. Y único.

Me quedo con la gente. Con su responsabilidad por cuidar el entorno, lo suyo; con su responsabilidad, y no propiedad, sobre la tierra. Con su disfrute del aislamiento en el que viven: una cultura basada en la ingenuidad y en enterarse lo justo de lo que ocurre en el resto del mundo como método sencillo de resolución de problemas. Puede que funcione. Y puede que temporalmente lo exporte. Y me quedo también con sus nombres, toda una exaltación a la sonoridad: el monte Akaroa, el lago Wanaka y nosotros, los no maoríes, los Pakeha.

Me quedaron muchas cosas por ver, pero tranquila volé de nuevo a “casa” con la certeza de que volveré. Porque aún me queda practicar deportes que acaben en –ing; escalar glaciares; sobrevolar lagos en helicóptero; acampar en cualquier parte ¡cualquier parte!; kayakear en los fiordos; aprender la danza de los All Blacks; saludar con la nariz a los autóctonos; y ver un kiwi de cerca.

Para los seguidores de “no-sé-qué-peli”: sólo me queda añadir que algo vi de la comarca, que las montañas nevadas se cruzaron en mi camino y que no lo encontré. El anillo. No.

8 comentarios:

Edu dijo...

Jodeeeeeeer, si que me están entrando ganas de ir para ya... habrá que gestionar posible viaje australo-asiático...

Sólo una apreciación, por culera, digna de tu compi: te eljas en el mapamundi ese que tenéis en la ofi, pero en kilómetros te acercarías, ya que la tierra no acaba en el celofán que pega mapamundi a la pared, sino que al ser redonda, estarías más cerca de León por el este...

pero vamos, mu poco, sigues estando en a tomar por culo a la derecha, no te preocupes...

Besos.

Edu dijo...

eljas=alejas en el idioma de los dihlésicos, o como se diga eso...

F dijo...

Jo Sus. Esta entrada ha herido mi sensibilidad... y mi retina, que había perdido la sensibilidad a los colores... snif, snif

C txt dijo...

Sólo puedo decir, con todo mi cariño: ¡qué envidia! Disfruta de todo ello, que te lo mereces.

Me uno a "e" (aunque no sé quién es): yo también he perdido la sensibilidad a los colores, sólo veo letras negras sobre fondo blanco. Igual tengo que hacer una escapada down there...

Besos

Anónimo dijo...

Preciosa entrada la de hoy y mejores fotos!!!
Madre mía! Qué envidia me das!! :-P

Anónimo dijo...

(léase sin acritud, pf)

Chicos, esto es lo que hay!

:-)

Wtrolks dijo...

¡¡Claro que no encontraste el Anillo!! ¡¡No lo encontraste porque el anillo es mío, mío todo él, lo tengo yo, él vino a mí!! ¡¡MI TESSSOROOO!!

Anónimo dijo...

Paco tu tessssssoro son otras cosas!!!


Que chulada NZ Sus!